CANOA
14
de septiembre de 1968. Cinco
jóvenes empleados de la Universidad Autónoma de Puebla deciden ir a escalar el
volcán La Malinche. El mal tiempo no les permite ascender, y tienen que pasar
la noche en el pueblo de San Miguel Canoa, en las faldas del volcán. Manipulados
por el sacerdote del pueblo, estos jóvenes son tomados por agitadores
comunistas y son perseguidos y linchados para evitar que “pongan una bandera
rojinegra en la iglesia”.
Chiro
comenta
Felipe
Cazals dirigió este filme
que es todo un documento cinematográfico de gran valor para nuestro país. No sólo
por su contenido de calidad en cuanto a histrionismo y argumento crudo fiel a
los hechos reales, sino por el carácter crítico y a la vez neutral con que los
narra.
Abre
con el toque personal de Cazals, la narración de Salvador Sánchez como testigo
de los hechos y originario del lugar, que a modo de documental nos introduce en
el contexto y la realidad del pueblo donde se llevó a cabo uno de los capítulos
más negros en la historia de México. Nos lleva entonces a un recorrido guiado y
complementado con los testimonios de pobladores que denuncian la corrupción que
rige las acciones de las autoridades y la permisión sobre las acciones del cura
del pueblo.
Sí,
esa es la realidad. Un cura es quien gobierna y somete a la población a una
serie de ideas basadas en supuestos políticos e ideológicos, para protegerse y
proteger sus beneficios e intereses. Un grupo de jóvenes que desean mantenerse
ajenos a los problemas estudiantiles de aquellos años y que sin imaginar el
infierno que vivirán, entran a la cueva del lobo. Pueblerinos sin juicio
propio, cegados por el fanatismo que supone obedecer hasta sus últimas
consecuencias cualquier orden de su guía espiritual.
Luego,
entonces, sobrevienen imágenes crueles, frías, que generan en el espectador una
sensación de malestar general por las emociones que produce el conocer
anticipadamente el destino que enfrentan los indefensos excursionistas a manos
de enardecidos y brutos ignorantes con
ansias de sangre. Nadie que vea la película queda exento del horror y la
vergüenza de atestiguar al ser humano en medio de la expresión más baja y ruin
de su cruel naturaleza; nadie puede resistir al coraje y la impotencia, al
resentimiento patriótico.
No
es, entonces, sólo la crónica de los hechos, sino un modo de denuncia de la
expresión más distorsionada de la actividad política y religiosa: el peligroso
y malogrado fanatismo. Es una invitación a pensar y analizar una parte negra de
nuestra historia, una lucha contra la censura y la opresión de un gobierno
semidormido y acostumbrado a la reacción tardía.
Les
dejo, entonces, el link a un fragmento de la película, donde puedes ser testigo de lo impactante de las escenas. No dudes
en verla
completa.