CUANDO
UN EXTRAÑO LLAMA
En una remota casa en lo alto de
una colina, la estudiante de segunda enseñanza Jill Johnson (Camilla Belle) se
prepara para hacerla de niñera como castigo por excederse en sus llamadas
telefónicas. Con los niños profundamente dormidos y una bonita casa para
inspeccionar, cierra la puerta con llave y conecta la alarma. Pero tras una
serie de inquietantes llamadas telefónicas en las que un extraño insiste en que
“vaya a ver a los niños” Jill empieza a angustiarse. El miedo va en aumento
hasta convertirse en terror cuando le informan que las llamadas proceden del
interior de la casa. Jill debe reunir todas sus fuerzas si pretende defenderse
y lograr salir de la casa con vida.
Chiro
comenta
Este es un remake más de una
película de Carpenter.
La
mayoría de los críticos la tildan de mediocre y simplona. Y sí, en parte tienen
razón. Pero también tiene cosas rescatables, que son las que me incitan a
recomendarla este mes.
A
los ojos de las nuevas generaciones, viene a ser un capítulo largo de programas
como Escalofríos y esos tantos de
suspenso. Fuera de sus puntos débiles en cuanto al guión y lo lento en el
desarrollo de la historia, la película hace honor a su título, pues el asesino
resulta ser precisamente un extraño. Si maté el final, me disculpo, pero la
verdad es que hasta esto es predecible.
Aún
así, destaca la casa, que podría decirse es la casa ideal para muchos de
nosotros. Ésta por sí misma es un personaje importante que ayuda en mucho al desarrollo
del filme y que en una situación real podría resultar verdaderamente
aterradora.
Por
otra parte, me atrevo a decir que las películas de terror logran su cometido al
transmitir las sensaciones de miedo que viven sus personajes. Quienes la vean
sólo por disfrutar de un rato de entretenimiento, la encontrarán agradable, en
especial porque está lejos de ser un espectáculo sangriento y lleno de cuerpos
desmembrados.
Quizá
es por ello que muchos la hallaron aburrida. Aún así, gozamos de imaginación y
la película la estimula de buena manera, dejando que seamos nosotros quienes
aportemos el ingrediente de miedo que adereza todo filme de horror.