COMO
YO
Mi hijo llegó hace
poco a este mundo de manera normal. Pero yo tenía que trabajar… tenía tantos compromisos…
Mi hijo aprendió a comer
cuando menos lo esperaba. Comenzó a hablar cuando yo no estaba. Mi hijo, a medida que crecía, me decía:
-- Papi, algún día seré
como tú. ¿Cuándo regresas a casa?
-- No lo sé, pero cuando
regrese jugaremos juntos, ya lo verás.
Mi hijo cumplió diez
años hace pocos días y me dijo:
-- Gracias por la pelota,
papá. ¿Quieres jugar conmigo?
-- Hoy no, hijo, tengo
mucho qué hacer.
-- Está bien, papá, otro
día será.
Se fue sonriendo y siempre
en sus labios las palabras:
-- Yo quiero ser como
tú. ¿Cuándo regresas papá?
-- No lo sé, pero cuando
regrese jugaremos juntos, ya lo verás.
Mi hijo regresó de la
universidad el otro día, hecho un hombre.
-- Hijito, me siento
muy orgulloso de ti. Siéntate y hablemos un poco.
-- Hoy no, papá, tengo
compromisos… Por favor, préstame el coche para ir a visitar a unos amigos.
Ya me jubilé y mi hijo
vive en otro lugar. Hoy lo llamé.
-- Hola, hijo, quiero
verte.
-- Me encantaría, papá,
pero no tengo tiempo… tu sabes, el trabajo, los niños. Sin embargo, gracias por llamar; fue increíble escuchar tu voz.
Al colgar el teléfono
me di cuenta de que mi hijo había cumplido su deseo: era exactamente como yo.