La hermosa muchacha acababa de ser elegida reina del colegio secundario al que asistía. Y tan feliz estaba,
que la noche siguiente fue a celebrar el triunfo con su novio. Poco después de la media noche el teléfono sonó en casa de
la joven y se le comunicó a su padre que se presentara en cierto lugar donde había ocurrido un accidente.
A los pocos minutos, en plena ruta, debajo de un automóvil, el padre encontró los cuerpos de su hija y el novio. Sobre
el pavimento había una botella vacía, cuyo olor no dejaba duda de que había contenido
el licor causante del accidente. Y entre sollozos el padre comentó: “Si yo pudiera tomar al criminal que les vendió
esa botella de licor, lo mataría”.
Al regresar a su casa, el pobre hombre se encontraba tan deshecho que pensó que necesitaba un podo de bebida para reanimarse.
Abrió el refrigerador, y en el lugar en donde solía tener su botella preferida encontró una nota de su hija que decía: “Papá,
vamos a celebrar mi coronación. Nos llevamos tu botella de licor; espero que no te molestes por eso. ¡Gracias!”.
- NECESITAMOS
SER MÁS ABIERTOS DE CORAZÓN PARA DARNOS CUENTA DE QUE A VECES NUESTROS ACTOS NOS TRAEN CONSECUENCIAS DOLOROSAS. HAY QUE SER
MÁS CUIDADOSOS EN NUESTROS HÁBITOS.